Defender al pueblo

La cosa es así: un grupo de partidarios del gobierno agrede de forma salvaje a 12 periodistas que repartían panfletos contra la ley de Educación que, de forma ilegal, el gobierno nacional aprobó a finales de esta semana.

Como era de esperarse, diversos operadores políticos aliados con el gobierno del teniente coronel Hugo Chávez salieron a la torera a tratar de matizar lo que, palabras más, palabras menos, fue un salvaje acto de violencia contra manifestantes indefensos que ejecutaban un derecho que, en teoría, es constitucional: disentir.

Desde luego, este acto tiene una justificación. Esta es, por ejemplo, la que tiene un sujeto de apellido Bracci, un antisemita que comanda una emisora radial (¿o racial?)financiada por el gobierno. Su frase:

(...) un grupo de periodistas opositores del diario Últimas Noticias escogió entregar panfletos en contra de dicha Ley, causando perturbaciones y trancas en el centro, lo que provocó que revolucionarios no identificados los confrontaran.

Así, simplemente: unos revolucinarios no identificados los confrontaron. Faltó decir, desde luego, que tal confrontación ocurrió con palos y patadas esencialmente revolucionarias, desde luego. Faltó, entonces, colocar la justa acción del gorilato de choque del gobierno. Faltó decir, por ejemplo, que más que un grupo de choque, en realidad se trataba de una brigada cívica preocupada por los problemas de tráfico.

Lo más triste, lo más doloroso, es ver esta frase dicha por la operadora política del chavismo que hace las veces de Defensora del Pueblo (pero quien, justo antes de llegar a ese cargo, se desempeñó como diputada del partido gubernamental ante la Asamblea Nacional). Esto fue lo que dijo la Sra. Gabriela Ramírez:

La generalización sobre la base de un hecho coyuntural, que fue una confrontación que derivó en 12 periodistas heridos, está siendo un argumento para que un medio de comunicación masifique y polarice

Eso es todo. Una generalazación. Una coyuntura. Una confrontación en abstracto. Apenas 12 periodistas heridos. Un medio de comunicación que lo cuenta (¿por qué se referirá sólo a uno, si todos los hicieron?). El resultado: la neolengua acaba por sugerir de forma directa que la denuncia de ese acto bárbaro y canalla es, más bien, un delito.

La frase de la Sra. Ramírez comienza a tener sentido en la medida en que se recurre a un silogismo neolengual: puesto que Chávez es el pueblo, está claro que cualquier acción que amenace de alguna manera su posición hegemónica es, en la práctica, un atentado contra el mismo pueblo.

P. E. Rodríguez/R.Coll @ 11:09 p. m.,

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